El mantenimiento de las instalaciones eléctricas es fundamental. Tal y como hemos visto en otras ocasiones, tener una instalación eléctrica en mal estado puede entrañar una serie de riesgos, con graves consecuencias. Es más, en este artículo recopilamos algunas de estas consecuencias.

Ya sea por una deficiente instalación, por un mantenimiento adecuado o por la potencia de luz contratada, nos podemos encontrar con una serie de problemas eléctricos. Algunos de ellos son muy fáciles de reparar. Sin embargo, otros pueden necesitar la ayuda de un profesional cualificado.

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Las Averías Eléctricas más Frecuentes

En este post, nos queremos centrar en cuáles son las principales averías eléctricas. Aquellas averías más frecuentes con las que podemos hacer frente y que son perfectamente controlables.

Sobrecarga Eléctrica

se trata de la avería más común y, por fortuna, la más fácil de solventar. Como bien sabes, con una compañía eléctrica contratas una potencia concreta. Puedes contratar potencias de 3 kW, 3,45 kW, 4,6 kW, 5,75 kW y 6,9 kW. En este sentido, hablamos de un límite que no es recomendable superar, ya que no se pueden soportar la cantidad de corriente exigida.

¿Cómo se supera esta potencia? Por norma general, por enchufar más aparatos eléctricos. Por ejemplo, puedes tener una potencia contratada que sea muy básica, pero luego si enchufas aparatos como el horno o el aire acondicionado, se puede llegar a sobrecargar.

Al sobrepasar este límite, los fusibles hacen su trabajo como protectores. Dicho coloquialmente, saltan y apagan el circuito eléctrico. Es lo que comúnmente se conoce como saltar la luz.

La solución momentánea es muy sencilla. Hay que apagar aquellos aparatos eléctricos que no sean indispensables y restablecer la luz. Esto puede ser algo puntual, pero en el caso de que sea algo muy recurrente, está más que claro que la potencia eléctrica contratada es inferior a la que se debería. En esta situación, habría que hablar con la compañía eléctrica para elevar la potencia.

Cortocircuito

Otra de las averías o fallos eléctricos más habituales es el del cortocircuito. Este se produce cuando, en un circuito cerrado, algún tipo de fallo elimina la resistencia del consumo de dicho circuito. Esto se puede producir, por ejemplo, por un corte del aislante o por el contacto del cable con agua, por poner varios ejemplos.

Lo que se produce ante esto es un aumento inesperado de la intensidad de la corriente. Las consecuencias de un cortocircuito son de las más graves que pueda haber. Así, dicha intensidad puede provocar que se funda el aislante del cableado, quemar el aparato o incluso provocar un incendio.

Pérdida de Aislamiento

Un cortocircuito se puede provocar por una pérdida de aislamiento. Por ejemplo, en el caso de que se pele el cable o que se haya cortado por accidente el aislante. Este deterioro se puede producir con el paso del tiempo o debido a un accidente.

Dentro del deterioro, se puede deber a numerosos factores, como un mantenimiento deficiente, así como las temperaturas extremas que afectan a la dilatación del aislante, contacto con vapores corrosivos o productos químicos.

La falta de este aislante puede provocar otros riesgos, como por ejemplo una descarga eléctrica, por lo que es necesario realizar una instalación eléctrica con todas las garantías, incluyendo un cable de puesta a tierra y con el que desviar la corriente en caso de que haya una avería eléctrica de este tipo.

Como puedes ver, hay averías eléctricas que pueden provocar graves problemas. Recuerda lo importante que es mantener , en perfecto estado, las instalaciones eléctricas, ¡ganarás en seguridad!